Por todos es sabido que la comparsa de Andaluces, o Contrabandistas como también se nos suele llamar, tiene su base en la imagen del bandolero de leyenda: aquel que, tras echarse al monte, robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Los héroes del pueblo.
Nuestro traje oficial no hace más que resaltar estas bases, a la vez que nos proporciona esa gallardía que solo nuestros bloques transmiten.
Pero seamos sinceros.
¿Alguien cree que este uniforme, tan colorido y con brillos, serviría para asaltar a los viajeros desde las sombras? Es más, ¿realmente merecemos que nos llamen “héroes”?
Estas preguntas son las que se hicieron unos socios de la comparsa cierto día mientras disfrutaban del típico almuerzo villenero, y para darles respuesta tomaron una decisión: devolver a la comparsa la esencia del bandolero tradicional.
Para ello, buscaron entre todas las leyendas que han ido quedando enterradas en el olvido a los verdaderos protagonistas: los nombres de aquellos que mantienen con vida el mítico mundo del bandolerismo. Narraciones que traen a la mente tiempos donde el asaltante de caminos, el bandido que se echaba al monte, el CONTRABANDISTA, vivía sus aventuras entre la realidad y la ficción.
De entre todos ellos, dieron con uno que serviría para representar estos: Juan Lobo.
Este bandolero de origen incierto operó a mediados del siglo XVI por la zona de La Rioja y Navarra, y sus fechorías dieron pie a un mito que, a día de hoy, forma parte de la vida de los habitantes de la zona.
Su cuadrilla se ocultaba en las ruinas de un antiguo castillo de los montes la sierra de Malpica (Nájera-La Rioja), donde contaban con una campana que les servía como señal de alarma para evitar ser atrapados.
Entre sus fechorías, Juan Lobo cuenta con el asalto a un pueblo entero sin oposición alguna, pues encerró a todos los habitantes en la iglesia durante la misa de domingo, así como el secuestro de un hombre que solo pudo ser liberado por mediación divina.
Sin embargo, el hecho que más contribuyó a su mito ocurrió durante una persecución de la que, según cuentan, escapó gracias a las artes mágicas del brujo de Bargota, que convirtió en un enorme gato negro al bandido para ayudarlo en su huída.
Aunque finalmente fue atrapado y ejecutado de una lanzada por las gentes del lugar, las historias de este bandolero todavía resuenan en los montes navarros, y es por ello que ha sido elegido para nombrar a una nueva escuadra que busca dotar a la comparsa de Andaluces de esa imagen de leyenda.
Así, nuestro objetivo no es otro que sacar a la luz, y sin perder el aire mágico de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena, las raíces de los términos principales que dan nombre a nuestra comparsa.
Es por esto que no venimos a ser uno más en la lista de aquellos que ocultan su rostro bajo una máscara de bondad.
No somos como el caballeroso Tempranillo, que besaba la mano de las damas a las que asaltaba. Tampoco somos como el honorable Juan Caballero, que socorría a los soldados que lo perseguían si los consideraba dignos de su ayuda.
No nos parecemos al gran Luis Candelas, que se jactaba de no haber cometido delitos de sangre en sus asaltos, ni como Diego Corrientes, famoso entre todos los bandoleros de la zona por su gran generosidad con los más desfavorecidos.
Somos Contrabandistas, somos Andaluces.
Somos Juan Lobo, y nuestra historia no ha hecho más que empezar.
Los componentes de esta escuadra, fundada en 2018 son: